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Majestiium 360: ¿Un evento para artistas o una estrategia de manipulación emocional?

  • Foto del escritor: Felipe Diaz de Vivar
    Felipe Diaz de Vivar
  • 2 jun
  • 4 Min. de lectura

Promesas vacías, coaching emocional y presión para pagar 2.000 euros y unirse al "Majestiium Club"

Por Felipe DĆ­az de Vivar



Los dĆ­as 14, 15 y 16 de febrero, en VB Spaces, Alicante, se llevó a cabo Majestiium 360, un evento creado por AdriĆ”n FyrlaĀ y promocionado como ā€œel mayor evento para ayudar a artistasā€. Sin embargo, lo que prometĆ­a ser una oportunidad de crecimiento profesional terminó siendo, para muchos asistentes, una estrategia de presión emocional para convencerlos de que unirse al "Majestiium Club", una supuesta comunidad de artistas que se presentaba como una "familia", era la clave para potenciar sus carreras musicales.


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Ejercicios extremos y presión emocional en un evento que no tenía nada que ver con la música



Majestiium 360 fue presentado como un evento de formación musical, pero en lugar de enseñar estrategias reales para impulsar una carrera artística, se enfocó en dinÔmicas de manipulación emocional y actividades desconectadas por completo del mundo artístico.

Uno de los momentos mĆ”s polĆ©micos fue el ejercicio de "la flecha". Los participantes debĆ­an colocar la punta de una flecha en la base del cuello, mientras otra persona sostenĆ­a el otro extremo. La consigna era romper la flecha avanzando contra ella con el propio cuerpo, como acto simbólico para ā€œromper los miedosā€Ā y demostrar ā€œvalentĆ­aā€.

Antes de participar, los asistentes debían firmar un documento que eximía de toda responsabilidad a la organización en caso de lesiones. Quienes se negaban a firmarlo eran obligados a salir del salón, cuyas puertas se cerraban hasta que finalizara la actividad.

El problema no era solo el riesgo físico, sino la total falta de conexión con la formación musical. Fue difundido como un evento para ayudar a artistas y resultó en dinÔmicas diseñadas para jugar con la susceptibilidad de jóvenes artistas que sueñan con tener protagonismo musical.

Otra dinÔmica, dirigida por TomÔs Gracia, consistió en una visualización guiada con los ojos cubiertos. Se invitaba a imaginar la propia vida dentro de cinco, diez y quince años, en dos escenarios opuestos: uno en el que se tomaban decisiones y otro en el que se fracasaba. Varios asistentes se vieron profundamente afectados, algunos incluso llegando al llanto. Aprovechando ese estado de vulnerabilidad, se les presentó unirse a la costosa comunidad como la única solución para cambiar su destino.

Para reforzar la idea de que los asistentes debĆ­an "despertar" y tomar el control de sus vidas, se proyectó la clĆ”sica escena de MatrixĀ en la que Morfeo ofrece a Neo elegir entre la pĆ­ldora azul y la roja. Acto seguido, se llevó a los asistentes al fondo de la sala para ā€œtomar la pĆ­ldora rojaā€, que no era mĆ”s que un chocolate redondo rojo. Un sĆ­mbolo tan clichĆ© como predecible, ejecutado con una literalidad absoluta.






Invitados como artistas promesa, pero sin oportunidad de mostrar su trabajo


Uno de los mayores puntos de decepción del evento fue que los asistentes fueron invitados como "artistas promesa", lo que implicaba que su talento y su trabajo tendrían un espacio para ser reconocidos. Sin embargo, en la prÔctica, no hubo ninguna instancia oficial dentro del evento para que los músicos mostraran su arte ni recibieran retroalimentación sobre su desarrollo.

Fuera de los momentos de comida o las pausas entre actividades, donde algunos artistas compartieron su música de manera espontÔnea, el evento no ofreció un espacio estructurado para exhibir el talento de los asistentes. Para quienes viajaron desde lugares lejanos con la esperanza de mostrar su trabajo, la realidad fue otra: se encontraron con un evento centrado en discursos motivacionales y dinÔmicas de coaching que poco tenían que ver con la promoción musical.




Frases repetitivas y presión para "tomar decisiones"


Durante todo el evento, AdriĆ”n Fyrla hizo Ć©nfasis en la importancia de "tomar decisiones"Ā para cambiar de vida. Aunque en principio podĆ­a interpretarse como un mensaje de motivación, en el contexto del evento se convirtió en una herramienta de presión para empujar a los asistentes a pagar para unirse al grupo, que supuestamente serĆ­a la clave para potenciar sus carreras musicales. El organizador comentó: ā€œTienen que tomar decisiones para salir de sus vidas de mierdaā€, una afirmación que fue recibida con sorpresa y rechazo, ya que el hecho de que alguien asista a un evento para mejorar su carrera musical no significa que tenga una vida miserable. Su declaración pareció una generalización innecesaria, sin fundamento y desconectada de la realidad de los artistas presentes.


Testimonios de un evento que no cumplió su promesa


Si bien muchos asistentes lograron conectar entre ellos y crear lazos mÔs allÔ de las charlas, la sensación general sobre el evento fue de engaño y manipulación. Uno de los artistas comentó: "Esperaba encontrarme con un evento formativo que me diera información y contenido de valor para crecer como artista, pero la realidad fue otra. He invertido dinero y tiempo de mi vida para venir aquí a asistir a este evento y ha sido un engaño."

Otra artista comento: ā€œLa idea de formación quedó en segundo plano frente a las constantes estrategias de venta. En lugar de brindar herramientas reales para la industria musical, se manipuló a los asistentes para convencerlos de que pagar esa suma era la Ćŗnica forma de impulsar sus carreras.ā€ En esa misma lĆ­nea, el asistente agregó: "Lo peor fue la manera en la que accedĆ­an a las cabezas de las personas, manipulĆ”ndolas para hacerles creer que realmente necesitaban ser parte de esto, como si fuera la Ćŗnica manera de no ser fracasados."


Majestiium 360 no solo incumplió sus promesas: utilizó el anhelo artĆ­stico de jóvenes mĆŗsicos como combustible para una experiencia emocionalmente invasiva y comercialmente agresiva para que ante la vulnerabilidad se unan a ā€œla familia Majestiiumā€.

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